Ella.- Déjeme…

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Tiresias.- A veces la gente viaja buscando algo que tiene cerca, muy cerca, en el espejo de casa, pero mirarse es tan difícil… Yo ya no lo hago (Ríe.) ¡Soy ciego! ¿Tú lo haces?

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Ella.- Pues… no, yo tampoco lo hago. Hace demasiado tiempo que no puedo ni… mirarme al espejo.

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Tiresias.- Yo no veo nada. (Ríe.) Pero… lo bueno que tiene no ver nada es que te lo puedes imaginar… ¿No habrás visto al revisor?

Padre.- Pola... Pola... ¿eres tú?

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Pola.- Sí padre, soy yo.

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Padre.- Tu madre dice que estás en Madrid. Yo siempre quise que tú estudiaras. Tienes que estudiar, estudiar, no vengas a esta casa de locos… aquí me envenenan, pasan cosas. Por la noche me cierran las puertas para que no vea, pero yo sé todo, las cosas que pasan en esta cosa no están bien, no está bien, aquí hay parcas… Tú tienes que huir, dicen que yo estoy loco, pero yo no estoy loco, locos están ellos, que no quieren vivir… me encierran pero yo oigo las parcas…

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Pola.- Venga padre, deje de decir tonterías.

Mar.- ¿En Madrid? ¿Eso te han contado?

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Amapola.- En la universidad, digo…

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Mar.- Bueno, a ver… huelgas hay, pero las siguen tres o cuatro, esos de las melenas. La mayoría no protesta por nada. Bueno por el fútbol y el precio del cine, que cada día está más caro… Mientras unos hacen huelgas los demás nos vamos al cine o de compras, bueno a ver escaparates, porque tampoco tenemos mucho que comprar… ¿Tú tienes dinero?, sí, ¿no serás de esas con cara de mosquita muerta y luego tienen cortijos por todos lados?

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Amapola.- Pues no, que va… esto es por mi padre, que por mí… ni vendría a la universidad. No sé, yo pensaba que aquí la gente estaba todo el día a la gresca. Me habían metido un miedo..